La destacada docente y poetisa mapuche, Roxana Miranda Rupailaf, sin explicación alguna y por el sólo hecho de ser Mapuche, según su testimonio, dado a conocer públicamente, que fue agredida física y verbalmente por sujetos que, al parecer, son guardias del local nocturno, en la ciudad de Osorno, en el que se encontraba departiendo con otro escritor hace unos días.
A pesar de encontrarse, por largo rato, en “El Cairo Bar” de pronto fue conminada a retirarse y al solicitar explicaciones, pues no existió razón alguna para tal petición, fue cobardemente agredida y recibió insultos racistas de parte de los agresores.
Luego del shock producto de la grave situación sufrida, Miranda concurrió a un centro asistencial para constatar lesiones y efectuó la denuncia correspondiente, además de dar a conocer públicamente lo sucedido.
SICNoticias.cl ante la gravedad de lo ocurrido, publica en forma íntegra la denuncia de la docente y poetisa y manifiesta su total y completa solidaridad con ella y con todos quienes, en el Chile actual, son víctimas de actos violentos, abusivos, discriminatorios y racistas y exhorta a las autoridades, especialmente a aquellas que han exacerbado el odio racial, a manifestarse y condenar públicamente estos deleznables actos y a actuar con la misma energía en el esclarecimiento de los hechos, con la que han actuado cuando se ha tratado de empresarios y agricultores chilenos agredidos, supuestamente, por personas de origen mapuche.
SICNoticias.cl
“Osorno, 22 de Marzo del 2013
El día de ayer supuestamente el Día contra la discriminación fui agredida en un local nocturno por unas personas que aparentemente eran los guardias del lugar.
Los hechos ocurrieron del siguiente modo: Fui invitada por un amigo escritor a concurrir al Cairo ubicado en Osorno en la esquina de Portales con Mackenna. Lugar en el cual estuvimos compartiendo y revisando un texto de él próximo a publicarse. Estuvimos alrededor de 3 horas lapso en el cual fueron llegando más personas con las cuales no tuvimos mayor interacción.
Sorpresivamente se acercó un hombre grande a la mesa y me dijo que yo y mi amigo teníamos que retirarnos. Lo cual nos sorprendió porque no habíamos cometido ninguna falta estábamos consumiendo, habíamos cancelado nuestro consumo, no estábamos borrachos, no estamos fumando porque ninguno de los dos fuma. Apenas y nos habíamos parado de nuestros asientos y sólo para ir al baño. Ante lo cual yo pregunté ¿Cuál era el motivo por el que nos estaban echando? Al no obtener respuesta traté de empatizar con el sujeto y le dije: Mira en realidad no hemos hecho nada, somos escritores, yo soy escritora mapuche y soy profesora, siento que no merezco este trato. Ante lo cual él manifestó que con mayor razón debíamos irnos. Me dijo terrorista, india de mierda, india culia. Yo me descoloqué y le dije: ¿Por qué me tratas así si tú tienes la misma o más cara de mapuche que yo? Ante mi respuesta al parecer él se sintió ofendido y respondió con violencia, sacudiéndome, empujándome, agarrando con fuerza desmedida mis brazos llamando a otros sujetos los que me arrastraron hasta la salida del local.
En el Pub- Restaurante “Cairo”, nadie hizo nada. Nadie de las dependencias me socorrió en circunstancias en que yo lloré desconsoladamente en las puertas del local porque me sentí agredida, fui violentada sin razón alguna. Dos chicas universitarias que yo no conocía y mi amigo, trataron de hablar con los sujetos, me contuvieron y un colectivero por su cuenta me llevó hasta las puertas de mi casa.
Hoy acompañada por la Directora del Liceo en el cual trabajo constaté lesiones e hice la denuncia respectiva puesto que me dejaron los dos brazos hinchados y con moretones. Eso, aparte del daño psicológico que me ha causado esto, pues cada vez que rememoro lo sucedido no puedo contener las lágrimas y la impotencia.
Agradezco a las personas que se han preocupado por mí y que me han animado a hacer públicos estos hechos.
Me preguntó ¿Qué hubiese sucedido si yo dentro de la injusticia de los sucesos, hubiese tratado de contestar a la violencia con violencia? Quizás otra sería la historia.
Challtumay
Roxana Miranda Rupailaf “