Los Profes
En aquellos años era difícil mantener una apariencia de normalidad mas si tenias familia, salir a la hora que salen todos a trabajar era una regla y volver a la hora que todos vuelven del trabajo otra, sin embargo existían otros mantos y roles, en definitiva actuaciones que te permitían hacer bien la pega y salvar sin que levantaras sospechas de que eras un clandestino.
La clandestinidad tiene sus gracias y sus sinsabores, la soledad lo peor, el afecto y la solidaridad lo más preciado, éramos jóvenes sin miedo a perder nada porque no lo teníamos, solo contábamos a nuestro haber con un par de historias y muchos sueños por lo cual derrochábamos valentía y entusiasmo.
Caer en la casa del 18 de Gran Avenida fue una bendición, era una familia grande ligada a la artesanía del calzado, ella, después mi amiga entrañable, él un profe de la cato de Valparaíso que nos habíamos conocido cuando yo era público. La casa grande muchos niños y amigos que entraban y salían, era perfecta su rutina para la primera tarea que era trabajar en el Combate Norte, al 18 llegaba el metro y todos los recorridos de colectivos como también micros, para llegar a la casa existían a lo menos dos o tres puntos de rompimiento, como también de chequeo para saber si llegabas limpio a tu guarida.
Existiendo niños las casa se llenan de risas y en esta eso era la regla, debía tener cuidado al entra en ella, porque de seguro que tenía un par de trampas en el pasillo, sabanas cortas o le habían sacado los pernos a la cama y de seguro alguien terminaría dándose un porrazo en el suelo, claro que también las venganzas eran sabrosas el Moncho era muy cuidadoso en la mañana y se ponía la camisa al final muy bien planchada, siempre al filo de la hora para llegar atrasado así que le cosíamos los ojales de los botones.
Marcelo siendo profe junto a Jorge otro profe contaminados por el oficio primario y parental decidieron fundar la mejor empresa del cuero y del calzado, bueno la verdad ni tanto, llamada Calzados Gurús y yo en su vendedor estrella, que mejor manto para poder viajar de un lado a otro que la venta de calzados, nunca me sentí más protegido, más seguro, más cubierto que cuando los profes me dieron esa posibilidad, de hacer activismo con mis cajas de zapatos a cuesta, el muestrario, que además me servía para ganar unos billetes, era una forma de cooperar con la causa que tenían los profes, no existía mayor fortuna que contar con ese manto fraterno del anonimato.
La Nancy y Marcelo ya no están juntos, pero son grandes amigos, ella ahora es abuela al igual que yo, sus hijos todos profesionales de vez en cuando, cuando la vida nos permite, nos acordamos de aquellos días difíciles pero hermosos, cuando lo que valía era los sentimientos que cargabas, y la sonrisa siempre la sonrisa de saber que cada día le ganabas a la historia un pedazo de su dolor para construir la esperanza-
Cuento esto porque me acorde de los profes y de su día, y la influencia que ellos han tenido en mi vida, además de poder vivirla, de sobrevivir, bueno algún día les contare la historia de la Tere otra profe, pero ese es otro cuento.
Jorge Bustos. Dirigente Sindical Portuario y Candidato a Consejero Regional por Valparaíso.
