OPINIÓN: EVELYN MATTHEI Y LA VIOLENCIA POLÍTICA. Por Edgar Guíñez M. Director SIC Noticias.

OPINIÓN: EVELYN MATTHEI Y LA VIOLENCIA POLÍTICA.

La virulencia de las expresiones de la Ministra de Estado, Evelyn Matthei, en contra del Alcalde de Freirina, César Orellana, responsabilizándolo del eventual cierre “indefinido” de la planta de Agrosuper y la consecuente pérdida del trabajo de cerca de 500 personas, evidencian la desesperación de los representantes de un modelo de desarrollo, que hace agua por todos lados.

Sin embargo, esta desesperación no justifica las destempladas afirmaciones de Matthei, cargadas de cólera y un lenguaje corporal y verbal lleno de violencia desenfrenada.

Orellana, es la cara visible, de una debacle medioambiental que la ciudadanía del valle del Huasco mayoritariamente,  se ha resuelto a enfrentar, esto Matthei no quiere ni está en condiciones de entender.

No es el Alcalde de Freirina el problema, afirmar aquello es no entender nada de lo que está ocurriendo, probablemente en la época de la esclavitud la Ministra del Trabajo habría enviado a la hoguera a los promotores del abolicionismo, por las consecuencias que tendría en los índices de cesantía de los esclavos y esclavas traídos a la fuerza desde África.

Quien tiene que velar por las condiciones laborales de las y los chilenos desde su cartera, no vacila en dejar caer toda su ira sobre un recién asumido representante edilicio elegido, precisamente, por la mayoría de las personas que deben sufrir las consecuencias del deterioro mediambiental,  producto de la existencia de la señalada planta de cerdos.

Para la Ministra del Trabajo de Chile, da lo mismo las condiciones laborales, lo contaminado del ambiente y la pestilencia del aire que hace imposible el articulado constitucional que establece el derecho de los chilenos y las chilenas a vivir en un ambiente libre de contaminación.

Lo único que importa, para ella, son las estadísticas de la plazas laborales que se pierden, nada de autocrítica por el rol del Estado en esta debacle medioambiental, nada de solidaria con la suerte de aquellos, que producto de las negligencias de los gobiernos, perderán sus fuentes laborales. Lo que es peor, de manera populista y vergonzosa se aprovecha de la necesidad de una fuente de sustento de esas gentes, para enarbolar su artillería vacía de contenido y enteramente equivocada tanto en la forma, como en el fondo.

No sólo eso, sino que, escapando de sus funciones ministeriales, amenaza pública y abiertamente a los habitantes del Valle del Huasco que cerrará las puertas a cualquier petición de ayuda que de allí surja.

La violencia verbal de Matthei no tiene límites, sus arranques que mezclan histeria, grosería y descalificaciones se está haciendo habitual en el escenario político nacional.  Lo curioso y grave es que se está aceptando como algo normal, contribuyendo con ello al deterioro, ya en alza, de la actividad política en el país.

Las actitudes fascistoides de Evelyn, no son graciosas ni folclóricas, en su profundidad incorporan elementos de intolerancia y violencia preocupantes que debieran hacer pensar a los involucrados en el quehacer político nacional.

Cuando habla Matthei, en realidad quien habla es la faceta más tenebrosa, violenta y oscurantista de la clase empresarial, que no soporta que “los rotos”, los “pobres” se alcen, no se le ha escuchado la misma vehemencia, a la ministra de marras,  a propósito de los más de 10 mil despidos arbitrarios en el sector público que en los 3 años de gobierno de la derecha se han producido, ni un epíteto contra los responsables del multi rut en la empresas, ni un cogollito para quienes deben proteger la seguridad de las y los trabajadores en la minería y en la construcción que día a día sufren accidentes laborales, menos se le ha escuchado proferir agravios contra aquellos que impiden la organización sindical y realizan prácticas antisindicales, abusos y maltratos laborales.

Tiene razón la gente de Freirina que pide su destitución, lo mismo debieran hacer las elites políticas, sociales y sindicales del país, no se puede seguir permitiendo esta degradación de  la función pública, que hoy está en manos de fanáticos que improvisan con el ejercicio de una función que exige un nivel superior de compromiso, prescindencia y respeto.

 

Edgar Guíñez M

Director SICNoticias.cl

Comunicador autodidacta

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